martes, 20 de noviembre de 2007

El agua de Sevilla es de «mala» calidad y de las más caras de España

Un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) revela que la calidad del agua del grifo de Sevilla es «mala» y que además, la capital hispalense, entra entre las diez provincias donde más encarecido está el precio del agua al año.
El informe «Calidad y precio del agua en las capitales de provincia» ha puesto de manifiesto que Sevilla no sale muy bien parada en lo que un buen agua se refiere. Los principales culpables, los trihalometanos, compuestos orgánicos volátiles que surgen como consecuencia de la reacción de la materia orgánica que transporta el agua sin tratar, con el cloro empleado en la planta potabilizadora para su desinfección. Así, su consumo prolongado provoca daños hepáticos y renales. Además, los altos niveles de trihalometanos podría provocar efectos «posiblemente cancerígenos», de acuerdo con la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. La capital hispalense obtenía la calificación de «mala» -entre muy mala, mala, aceptable y buena-, por el alto contenido de esas sustancias, superando el límite de seguridad. Sin embargo, la OCU propone una sencilla solución a este problema. Basta con instalar, y hacer funcionar, unos filtros de carbón activo en la planta potabilizadora. Aunque, resulta «lamentable», tal y como apuntaba la organización, «la presencia de trihalometanos en el agua de consumo, sobre todo porque hace poco más de cinco años, el agua de Sevilla ya los tenía, y desde entonces, no se ha hecho nada para solucionarlo».
Por otro lado, la OCU denunciaba la falta de información al ciudadano sobre la calidad y el origen del agua que llega a su vivienda, ya que, según éstos la información que llega al consumidor es «penosa». ABC pudo comprobar que la información que se proporciona, en http://sinac.msc.es, es «incomprensible» para cualquier ciudadano. Si queremos saber de donde procede el agua de Sevilla y de su área metropolitana leerá: «Embalse o asimilado», sin localización alguna; y si además queremos saber el tratamiento que reciben nuestras aguas leeremos: «A3 Físico y químico intensivo, afino y desinfección». Con respecto a la calidad del agua, mediante un «análisis de control», Emasesa realizó el último con fecha 10 de agosto del 2007, donde se aseguraba que el consumo del agua en la capital es «apto» -en un muestreo recogido en la avenida Ramón y Cajal-. Pese a este «informe detallado» del estado del agua, la OCU insiste en que las pruebas realizadas en 2002, 2005 y por último en septiembre de 2006, el trihalometano aparecía en el agua sevillana.
Pagamos cuatro veces más
El Ayuntamiento de Sevilla, además de ser el responsable último del suministro y saneamiento del agua de la capital, y por lo tanto de su calidad, también es el encargado de fijar su precio. La OCU calculó un supuesto concreto: un consumo anual de 175 metro cúbicos de agua que correspondería a una familia de cuatro miembros, en una casa sin jardín. El resultado fue «escandaloso». En Sevilla, la supuesta familia pagaría casi cuatro veces más que en otras provincias como León. Así, mientras León, Castellón o Santander pagan alrededor de 85 euros al año, Sevilla eleva el precio a 224 euros al año, situándose entre las diez provincias españolas que más pagan por el consumo de agua.De este informe se desprendía la idea que el motivo del elevado precio de este bien es debido a la dificultad de obtenerlo. Y es que, en las ciudades con un agua más cara suelen ser las peor abastecidas, y éstas se sitúan en el sur de la península y en las islas. De ahí, que entre las más caras se sitúen Huelva, Sevilla, Córdoba y Cádiz. En Sevilla, se llevan a cabo unos costes fijos adicionales, llamados «cánones», en concepto de mejora o mantenimiento de distintas infraestructuras. Las ciudades que más pagan incluyen estos cánones en sus facturas, aunque, el informe también revelaba que cuanto más consumimos menos pagamos. «En las ciudades andaluzas, no se promociona el consumo responsable del agua, es más, no se hace nada para remediar lo contrario».

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