jueves, 4 de octubre de 2007

Los talleres mecánicos hacen su agosto gracias a los badenes

Unos 300 euros de media es el presupuesto que tienen que abonar los conductores de Sevilla si tienen algún percance con un badén. Rotura de cárter y de los brazos de suspensión, un desgaste más rápido de lo normal de los amortiguadores, daño y rotura de los paragolpes... Una interminable lista de averías que los propios mecánicos califican como su «agosto particular».
Desde el descuelgue del paragolpes, de 70 a 80 euros, hasta una reparación de la suspensión del coche, según el modelo hasta 700 euros, es la factura que viene expendiendo cualquier taller de Sevilla desde que el Ayuntamiento decidiera una «colocación masiva» de estos sobreelevados. De plástico, los que menos duran y los que menos problemas dan, de hormigón -como el de la imagen situado bajo el Puente del Alamillo-, es, junto al de hierro, el más problemático. «Muchos de los badenes de hormigón no están bien señalizados, porque no están pintado o porque con el paso del tiempo se le haya borrado la señalización del suelo -explica un mecánico del taller Tecnimotor, y añade que-, también da problema la altura, porque por una parte van desgastando la suspensión y por otra, los bajos del coche quedan destrozados». «Aunque por nosotros, que sigan poniendo badenes», decía jocosamente el mecánico.
Reclamaciones
Según la Federación de Consumidores en Acción (Facua) los conductores pueden reclamar al organismo encargado de la construcción de los badenes, en este caso el Ayuntamiento de Sevilla, la indemnización de la avería. Aunque, el conductor del coche accidentado tuvo que ser «buen conductor» para poder cobrarla. Así, si un vehículo circula por una vía a la velocidad máxima permitida en ésta, y el badén no está lo perfectamente visible como para que alguien sufra algún accidente, la persona afectada puede reclamar el dinero de la factura.
La mala señalización de éstos es la principal causa de accidente, seguido del exceso de velocidad de los conductores que no pueden reducir suficientemente la velocidad cuando advierten de la presencia del badén y terminan chocando contra con el mismo. En la mayoría de los casos, y «por suerte», los accidentes con los badenes en la capital hispalense se quedan en meros sustos y unos 300 euros menos en la cuenta bancaria. Para otros, ha supuesto heridas graves, incluso la muerte.
Es el caso de un joven de 18 años vecino de la barriada de La Negrilla. Hace escasamente un año, cerca de la rotonda próxima a la Hacienda de Su Eminencia, el Ayuntamiento colocó dos badenes en una misma avenida con 100 metros de separación entre ambos. «Durante quince días el badén permaneció sin señalizar». Una noche, este joven, paseaba con su ciclomotor cuando le pilló por sorpresa el badén. El resultado: fractura de hueso en una de las manos y rozaduras por todo su cuerpo; la motocicleta, destrozada.
En el mismo lugar pero hace poco más de dos meses, Manolo, de 35 años, encontraba la muerte, por traumatismo severo cerebral, al no prever la existencia de un badén. Su amigo, mecánico del taller Mecánica Rogelio comenta que «no sabemos en qué condiciones circulaba. Ahora su recuerdo queda en una corona en el lugar para advertir a los demás conductores del peligro de ir rápido por una avenida con badenes».